1. METODOS DE INVESTIGACIÓN
Conocimiento empírico
El conocimiento empírico es el aquel basado en la experiencia y, en último
término, en la percepción, pues nos dice qué es lo que existe y cuales son sus
características, pero no nos dice que algo deba ser necesariamente así y no de
otra forma; tampoco nos da verdadera universalidad. Consiste en todo lo que
se sabe y que es repetido continuamente sin tener un conocimiento científico.
Características
• Particular: Cuando no puede garantizar que lo conocido se cumpla
siempre y en todos los casos, como ocurre en el conocimiento: “en
Otoño, los árboles pierden sus hojas”.
• Contingente: El objeto al que atribuimos una propiedad o característica
es pensable que no la tenga: incluso si hasta ahora los árboles siempre
han perdido sus hojas en otoño, es pensable que en un tiempo futuro no
las pierdan.
Empirismo
El empirismo considera que todo conocimiento de la Naturaleza es a pos-
teriori, sin embargo Kant creyó que una parte de este conocimiento es a priori
(universal y necesario), y ello por “todo conocimiento empieza con la
experiencia, pero no por eso todo él procede de la experiencia”. Se le llama
también "vulgar" o "popular" y se obtiene por azar, luego de innumerables
tentativas cotidianas. Es a metódico y asistemático. Permite al hombre
conducirse en la vida diaria, en el trabajo, en el trato con los amigos y en
general manejar los asuntos de rutina. Una característica de este conocimiento
es el ser indispensable para el comportamiento diario y por lo mismo a él
recurren todos por igual: cineastas, burócratas, voceadores de productos,
biólogos, artistas, etc. El conocimiento vulgar no es teórico sino práctico; no
intenta lograr explicaciones racionales; le interesa la utilidad que pueda prestar
antes que descifrar la realidad. Es propio del hombre común, sin formación,
pero con conocimiento del mundo material exterior en el cual se halla inserto.
En cuanto al alcance, lo único real es lo que se percibe; lo demás no interesa.
A través del conocimiento empírico el hombre común conoce los hechos y su
orden aparente y surte respuestas (explicaciones) concernientes a las razones
de ser de las cosas, pero muy pocas preguntas acerca de las mismas; todo ello
logrado por experiencias cumplidas al azar, sin método, y al calor de las
circunstancias de la vida, por su propio esfuerzo o valido del saber de otros y
de las tradiciones de la colectividad. Su fuente principal son los sentidos. Toda
esta clase de conocimientos es lo que puede catalogarse también como
"saberes".
2. La filosofía empirista llevó a cabo una saludable autocrítica de la razón,
delimitó sus límites y restringió sus posibilidades asentándola en el
ámbito de la experiencia.
El empirismo es una corriente filosófica opuesta al racionalismo que surge en
Inglaterra en el siglo XVII y que se extiende durante el siglo XVIII y cuyos
máximos representantes son J. Locke, J. Berkeley y D. Hume. Se suele incluir
también en este movimiento a T. Hobbes, aunque con ciertas reservas.
La contraposición al racionalismo fue desenfadadamente expresada
por Bacon en su Novum Organum:
"Los empíricos –a modo de hormigas- no hacen más que amontonar y usar; los
razonadores –a modo de arañas- hacen telas sacadas de sí mismos" (Op. Cit.
I, 95).
Las numerosas disputas que protagonizaron ambas corrientes se debían
fundamentalmente al desprecio racionalista de la experiencia como fuente de
conocimiento frente al papel predominante que le otorgaron los empiristas.
En un sentido bastante general, se denomina empirismo a toda teoría que
considere que la experiencia es el origen del conocimiento, pero no su
límite. Esta postura ha sido mantenida por numerosos filósofos, como por
ejemplo, Aristóteles, Epicuro, los estoicos, Tomás de Aquino y Ockham.
Sin embargo, en un sentido estricto, el empirismo propiamente dicho hace
relación a las teorías filosóficas creadas por las corrientes antes mencionadas.
Los caracteres fundamentales del empirismo podrían resumirse en las
siguientes tesis:
Subjetivismo del conocimiento
En este punto, empiristas y racionalistas coinciden al afirmar que, para conocer
el mundo se ha de partir del propio sujeto, no de la realidad en sí. La mente no
puede conocer las cosas más que a partir de las ideas que tiene sobre ellas.
Por lo tanto, si lo primero en el orden del conocimiento son las ideas, éstas
habrán de tener un origen distinto a la propia mente (tesis racionalista). Su
validez objetiva le vendrá de las cosas mismas. Este último punto no puede ser
aplicado a todos los empiristas sin excepción. Hume, por ejemplo, negó que se
pudiera inferir la existencia de la realidad exterior a partir de las "percepciones"
que tenemos sobre ella.
3. La experiencia (empeiría) como única fuente del conocimiento
El origen del conocimiento es la experiencia, entendiendo por ella la percepción
de los objetos sensibles externos (las cosas) y las operaciones internas de la
mente (emociones, sensaciones, etc.). Esta afirmación no tiene la misma
significación en todos los empiristas. Si para Locke estas ideas (percepciones)
son objetivas, es decir, son producidas por las cosas mismas o substancias,
para Berkeley y Hume no se puede admitir que nuestras ideas sean causadas
por las cosas materiales (idealismo). Berkeley negará la existencia de la
substancia material: la causa de nuestras ideas es Dios y nuestra propia
mente. "Ser" consiste únicamente en ser percibido (esse est percipi).
Hume extenderá su crítica empirista a la existencia de toda substancia,
corporal, espiritual (yo) o divina (Dios). Nuestro conocimiento es conocimiento
de nuestras propias percepciones (impresiones) de las que se han de derivar,
como sus copias, todas las ideas. Por ello, no podemos defender la existencia
de un mundo exterior, ni de un "yo" ni de una substancia divina. Hacerlo
implicaría rebasar los límites de nuestra propia razón (ir más allá de la
experiencia).
Así pues, para los empiristas, el único criterio de verdad es la experiencia
sensible.
Negación de las ideas innatas de los racionalistas
Si todo conocimiento ha de provenir de la experiencia esto supone que habrá
de ser adquirido. La mente no posee contenido alguno (ideas innatas), sino que
es como una "tabla rasa", un receptáculo vacío que debe "llenarse" a partir de
la experiencia y el aprendizaje.
El innatismo racionalista presume que todo hombre, por el mero hecho de ser
racional, nacería con unos contenidos de conciencia dados que no podría
ignorar, por lo que todos conoceríamos las cosas sin aprendizaje ni experiencia
previa, cosa que no sucede.
El conocimiento humano es limitado: la experiencia es su límite.
Esta postura es radicalmente opuesta a la de los racionalistas, para los que la
razón, utilizando un método adecuado, no tiene límites y podría llegar a
conocerlo todo.
4. Los empiristas restringen la capacidad de la mente humana: la experiencia es
su límite, y más allá de ella no es lícito ir si no queremos caer en el error,
atribuyéndole a todo lo que no ha sido "experimentado" una realidad y
existencia objetiva.
Hume, el más radical y consecuente con los postulados del empirismo, criticará
y negará la posibilidad de la metafísica, al no tener base empírica y traspasar
los límites la experiencia. Las ideas de la metafísica son absurdas e
ininteligibles, porque no provienen de ninguna impresión sensorial de la cual
sea copia la idea. Tampoco aceptará que la física pueda proporcionar un
conocimiento verdadero y necesario sobre los fenómenos (cuestiones de
hecho) por basarse en el principio metafísico de la causalidad. Sobre los
fenómenos naturales no cabe más que un conocimiento probable basado en la
creencia. Únicamente la matemática, que no se fundamenta en la experiencia,
sino en nuestras propias ideas y en las relaciones que mantienen estas entre
si, puede considerarse un ciencia en el sentido estricto de la palabra: un
conocimiento absolutamente verdadero y necesario sobre las cosas.
Negación del valor objetivo de los conceptos universales
Los empiristas aceptarán el postulado nominalista de que los conceptos
universales no hacen referencia a ninguna realidad en sí (objetiva), sino que
son meros nombres que designan a un conjunto de ideas particulares o
"percepciones" simples que se encuentran vinculadas entre sí. Cualquier idea
compleja ha de ser explicada por combinación y mezcla de ideas simples. Los
universales o conceptos generales son sólo designaciones de estas
combinaciones más o menos "estables" de ideas simples.
El método experimental y la ciencia empírica
El interés por hallar un método adecuado para dirigir el pensamiento fue uno de
los intereses principales tanto del racionalismo como del empirismo. La
diferencia entre ambos estriba en que, si para los racionalistas el modelo ideal
de método era matemático y deductivo, para los empiristas debía ser
experimental e inductivo, similar al que utilizó Newton en el campo de la física,
y que tan excelentes resultados había dado.
La ciencia no puede basarse en hipótesis o presupuestos no contrastados con
la experiencia. La validez de las teorías científicas depende de su verificación
empírica. Salvo en las matemáticas, que no versan sobre hechos, sino sobre
nuestras propias ideas y sus leyes de asociación, las ciencias de los
fenómenos naturales (física, geografía, biología, etc.) deben evitar cualquier
supuesto u hipótesis metafísica, así como rechazar el método matemático
deductivo. El error cometido por los racionalistas consistió en tratar de igual
5. forma y bajo el mismo método a todas las ciencias, sin distinguir si se referían a
hechos de la experiencia (cuestiones de hecho) o a un simple proceder de la
mente (relaciones de ideas).
El tiempo, no obstante, dio la razón a los empiristas, pues a partir del siglo XVIII
la física se independizó de la metafísica que, después de la crítica kantiana,
dejará de considerarse una ciencia.
La filosofía empirista, pese a restringir el poder de la razón, sirvió de sana
autocrítica respecto a nuestros límites y posibilidades racionales.